Rigoberta Menchú Tum

 

Rigoberta Menchú Tum la gran mujer de quiche

es una líder indígena y activista guatemalteca, miembro del grupo maya quiché, defensora de los derechos humanos, embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

Nacimiento: 9 de enero de 1959 (edad 62 años), Laj Chimel Cónyuge: Ángel Canil (m. 1995)

Hijos: Mash Nahual J’a

Premios: Premio Nobel de la Paz, Premio Glamour a la Pacificadora Padres: Vicente Menchú, Juana Tum Kótoja

Hermanos: Nicolás Menchú Tum, Patrocinio Menchú Tum, Ana Menchú Tum.

El premio Nobel le fue otorgado en reconocimiento a su lucha por la justicia social y reconciliación etnocultural basado en el respeto a los derechos de los indígenas, en coincidencia con el quinto centenario de la llegada de Cristóbal Colón a este continente, y con la declaración de 1992 como Año Internacional de los .

 


 

Mientras dos de sus hermanas optaban por unirse a la guerrilla, Rigoberta Menchú inició una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco y de la sistemática violación de los derechos humanos de que eran objeto los campesinos indígenas, sin otra ideología que el cristianismo de matices revolucionarios de la

«teología de la liberación»; ella misma personificaba el sufrimiento de su pueblo con notable dignidad e inteligencia, añadiéndole la dimensión de denunciar la situación de la mujer indígena en Hispanoamérica.

Para escapar a la represión se exilió en México, donde en 1983 se publicó su autobiografía, titulada Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia. La activista relató en este libro su historia personal y la de su comunidad indígena a la antropóloga Elizabeth Burgos; además de aspectos reveladores acerca de las costumbres y tradiciones practicadas por los quichés, la obra incluye sus reflexiones sobre proceso de transculturación al que han estado sometidos los pueblos indígenas, dejando ver entre líneas su propio proceso de toma de conciencia.

 

 

Con el respaldo de Desmond Tutu, Adolfo Pérez Esquivel y otras personalidades que apoyaron su candidatura, la labor de Rigoberta Menchú fue reconocida con el premio Nobel de la Paz en 1992, coincidiendo con los actos oficiales del quinto centenario del descubrimiento de América, celebraciones a las que Rigoberta se


había opuesto por ignorar las dimensiones trágicas que aquel hecho tuvo para los indios americanos. Sólo un guatemalteco, el escritor Miguel Ángel Asturias, había recibido el galardón de la academia sueca con anterioridad. Con la dotación económica del premio, Rigoberta Menchú abrió, primero en México y luego en Guatemala, la fundación que lleva su nombre.

 

Rigoberta Menchú recorrió el mundo con su mensaje y consiguió ser escuchada en las Naciones Unidas. En 1988 regresó a Guatemala, protegida por su prestigio internacional, para continuar denunciando las injusticias, pero fue detenida en el mismo aeropuerto y obligada a abandonar el país. Regresó nuevamente en 1991 para asistir a un congreso que reunió diversas comunidades indígenas de América.

Mas conocida como la nieta de los mayas

Aquí algunos de sus libros



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